2 oct 2006

Máquinas Extremas: El Skateboard o “Esqueibol”.


Desde los 13 años, aprendí el skateboarding. No pasé vergüenza en las calles del barrio (Estrallones públicos); y eso, que me la privaba inventando piruetas y loqueras. Un día, me cogió con acelerar al máximo en la calle y dar giros de 180 grados en pleno deslizamiento; a veces, podía hacer hasta cinco giros. Aquel día, estaba “entregao” a esa tabla, tanto que había público. Me encontraba como a cinco cuadras de mi casa, y recuerdo que yo nunca pasé vergüenza frente a una muchacha… hasta ese día.

En pleno “deslizamiento”, vi que me estaba mirando una carajita buenísima y, aguajero al fin, me dispuse a dar mi famoso giro de 180º, salvo que esta vez una piedrecita frenó “en seco” el skateboard... y volé como una chichigua por los aires, aterrizando en pleno asfalto sobre mis dos manos. Con la “arenita” que me saqué de las palmas, se podía hacer un muro… pero, ese no fue el problema.

Con los ojos “aguados” del estrallón, y con un pique grandísimo por la vergüenza, me fui a buscar mi máquina extrema para repetir la hazaña. Recuerdo que varios amigos me preguntaron, mientras me miraban las manos: ¿Estas bien?... ¡Tu tas feo pa la foto!... COOOOOHOLLO, ¡casi me maté! y con lo que vienen a saltarme. Dije que sí, que estaba bien (Pero, con los lagrimones).

Con los dos dedos que todavía me funcionaban, puse la tabla en el medio de la calle, una calle con un pronunciado declive hacia los lados. Con todo el pique que tenía, aceleré a mil, y cuando hago el primer giro, ¡Ufff!, me salio bien... veo la tipa, y cuando voy a enderezarme con el segundo giro ¡friaaaaaaaaan!... se me arrancó la goma derecha trasera… Imagínese la escena de “Terminator II”, cuando Arnold sale rodando del camión que se vuelca… sólo quítele las chispas. Si no vio esa película, imagínese tirar una lata por una escalera, ahora imagínese que yo soy esa lata (Creo, que me pelé hasta las axilas).

Me recogieron “Con dos placas”, es decir, vuelto una porquería. No me pregunten qué pasó con la tipa, ni quién me ayudó: eso sería embuste. Solo recuerdo que una vieja (Anciana, atenta a todo el barrio) voceaba: “Llévenlo pá su casa… a ese muchacho hay que internarlo”. Jesús Santísimo, si había ángeles de la guarda por ahí ese día, todos estaban conmigo. Sé que fui a parar a casa de mi amigo Mario, detrás de la mía; y, recuerdo mucho alcohol y gasas para desinfectarme. Tenía un jean, se le fue un pedazo por la rodilla, y uno de los tenis se abrió del tablazo; pero, lo que más me dolía era que el (Maldito) skateboard no era mío, sino de otro amigo, que vio el “espectáculo” desde una bicicleta, y fue quien recogió las piezas.

Cuando el carajito vio lo que quedó de su “Professional skateboard”: estaba dando más gritos que yo, que estaba todo guayado. Así de pelao como estaba (Parecía una papa), tuve que ir a mi casa, desarmar las gomas del mío y ponérselas al tieto ese. Hubiera demandado a esos degraciaos (Fabricantes) por “intento de homicidio”… Dizque “Professional”, debieran haberse llamado “Killers” o “Destroyers”. Que recuerde, duré varias horas arreglándole a mi amigo lo que quedó de su skateboard; y, me quedo bien... peeero me quedé sin mi máquina extrema, por estar “luciéndome”.

Todavía hoy tengo mi primera tabla de skateboard, amarilla, de plástico, pelada y con la punta rota (Por los tablazos). Ayer, me encontré con ella en el “Cuarto de los regueros”, y me llegaron aquellos recuerdos. Ahora solo me queda reírme, al fin y al cabo tengo mis 20 dedos, no me rompí ningún hueso; y, estoy “medio bien” de la cabeza; es decir, que los estrallones no fueron tan graves.

Después de eso, no volví a montar, hasta que comprando los regalos de navidad de mis dos sobrinos, hace 3 años, no me decidí entre los “Max Steel” o “Lego”; y, me dije: “Un diente mas, un diente menos, mejor que se lo rompan en un “esqueibol”, que en unos patines… y así, fue que “Santa Claus” les dejó ese regalito conmigo. Me eche a TODA la familia en contra; pero, los muchachitos siguen completos y lúcidos, así que no hay daño cerebral permanente... por ahora.

Dejaron uno de los skate en mi casa, porque mi hermana se recordó de mi aprendizaje, y me dijo que ella “quería” su apartamento. Lo uso de vez en cuando. Todavía puedo “caminar”, girar y maniobrarlos como siempre. Casi me maté los otros días, pero es que uno lo disfruta… a pesar de la edad. 

3 comentarios:

Alma dijo...

De skateboard, nada; pero una vez me puse
unos patines y si hubiese habido alguien de Guiness,
tendría la marca de mayor número de caídas en un
par de minutos.

DTB

Fran dijo...

Joss, para que veas las vueltas que da la vida, hoy tuve una audiencia, y adivina quien era el abogado contrario… mi amigo, ese carajito, el dueño del “Professional skateboard”, que hoy es mi colega.

Estábamos explotados de la risa en la sala de audiencias por aquellos tiempos, le recordé sobre el cambio de gomas, el estrallón, y lo que “rendíamos” en aquella época con todos los muchachos del barrio, “el equipo”.

Nunca me he montado en patines, pues si tenía el skateboard, pa qué… tal vez con ellos sí me hubiera matado...

Alma dijo...

Jajaja...
como son las vueltas que da la vida, ¿no?

DTB